Con las habilidades de un prestidigitador las familias deberán ajustar esta nueva campaña de frío el presupuesto destinado a calefacción y agua caliente en sus hogares debido al precio desorbitado del gas; las alarmas han saltado y no es para menos, se veía venir. Ya no es problema de precios, que también, sino de falta de abastecimiento en el caso del gas que pocos querían ver y que ya es una realidad: y lo es en el momento en el que a día de hoy paseamos por cualquier capital europea y la vemos apagada, también sus edificios emblemáticos.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaba hace unos días una intervención de emergencia del mercado energético que se producirá en dos tiempos; en la primera fase se prepara un mecanismo que permita aliviar los problemas causados por el chantaje energético del Kremlin y el impacto de las interrupciones de suministro en los precios del gas y la electricidad. En una segunda fase se asegurará que las energías renovables, que se producen a un coste mucho más barato, lleguen a los consumidores finales.
El asunto no solo domina la agenda europea de nuevo sino que es protagonista en una situación ya definida de gravedad que tiene consecuencias de falta de abastecimiento de gas para los consumidores y la industria. Todos los gobiernos, de Europa y de España, han promocionado una transición energética en el marco de la Agenda 2030 que no se ajustaba al ritmo de la realidad, un ritmo que Putin ha avanzado y llevado al extremo para hacer ver que Europa tiene un problema en su dependencia del gas.
Las empresas que trabajamos en el sector de las energías renovables somos las que estamos creando la verdadera transición energética apoyadas por los usuarios que se deciden a utilizarlas. La empresa soriana REBI comenzó su actividad hace más de una década. Quiso seguir en aquel momento los pasos que los países del norte de Europa habían dado para proporcionar un servicio de calefacción y agua caliente a los vecinos que utilizara un combustible renovable y sostenible alternativo a los fósiles como son el gas o el gasóleo; además de proteger el medio ambiente, se pretendía que la factura pagada por el confort no tuviera un precio sometido a la volatilidad del mercado energético internacional. Tras poner en marcha la Red de Calor de Soria, Ólvega, Valladolid, Aranda de Duero, Guadalajara y Cuenca, REBI se ha convertido en líder en el sector del diseño, construcción, comercialización y mantenimiento de redes de calor en España para calefacción anticipándose a las crisis energéticas como la que hoy atravesamos. Independizarse del gas es más que nunca una exigencia de los ciudadanos que se ven ahogados por los precios de la energía, que aumentan la inflación, y cuyo gasto comienza a ser insostenible sumado a los pagos cotidianos, por no hablar de las grandes industrias y pequeñas empresas.
Las Redes de Calor son la solución inmediata para las administraciones públicas ante la grave situación de abastecimiento del gas
Las instituciones locales, provinciales y regionales tienen en su mano la solución a la independencia del gas en los edificios públicos a la vez que se muestran impasibles en una situación declarada de emergencia.
Los ciudadanos ya se están mostrando responsables, no así las administraciones que en su mano tienen conectar a las redes de calor sostenibles los edificios públicos dependientes de los gobiernos municipales, regionales o estatal cuyo abastecimiento energético pagan todos los ciudadanos. Bien sean colegios, hospitales, centros de salud, museos, subdelegaciones, delegaciones territoriales, sedes de consejerías o ministerios, diputaciones, casas consistoriales, universidades, etc. Consumos de gas que hoy por hoy corren peligro y cuya factura incrementa forma exacerbada el gasto público.
En Soria, el 70 por ciento del consumo de calefacción y agua caliente del total de los edificios corresponde a gas; 19 GWh anuales de 27GWh que consumen al año las sedes de las administraciones. Pese que en la capital algunos edificios públicos sí están conectados a la Red de Calor de Soria como el hospital Virgen del Mirón, el Mercado Municipal, el Museo Numantino o los polideportivos del ayuntamiento, aún faltan muchos edificios por adherirse que siguen registrando facturas de gas desorbitadas que se pagan con dinero público.
Sin embargo en Ólvega el consumo de gas de los edificios públicos es del 60 por ciento del total del consumo de calefacción de este tipo de construcciones y todos están conectados a la Red de Calor del municipio.
En el caso de Aranda de Duero, el consumo de gas de los edificios públicos en del 75 por ciento del total, unos 6 GWh. La Junta de Castilla y León y los diferentes ayuntamientos están tardando en conectar las edificaciones a las Redes de Calor, son la alternativa, y están a su disposición, mientras proclaman discursos de promoción de las energías renovables y adaptación a la Agenda 2030; la solución a la coyuntura de emergencia es rápida y factible y reduciría en un porcentaje considerable el consumo de gas en Castilla y León.
La Junta de Castilla y León y los diferentes ayuntamientos están tardando en conectar las edificaciones a las Redes de Calor, son la alternativa, y están a su disposición, mientras proclaman discursos de promoción de las energías renovables y adaptación a la Agenda 2030; la solución a la coyuntura de emergencia es rápida y factible y reduciría en un porcentaje considerable el consumo de gas en Castilla y León.
La inacción de las administraciones también se traslada a provincias como Guadalajara, que cuenta también con una Red de Calor a las que poder adherir los edificios públicos para consumir energía térmica de biomasa. En Guadalajara, el consumo de energía fósil de los edificios públicos corresponde a 28 GWh anuales, 12 producidos con gas, el 42 por ciento.
En Cuenca, el 68 por ciento del consumo de los edificios corresponde a gas, y las administraciones públicas han mostrado su compromiso de conectarlos a las Red de Calor en cuanto al nueva infraestructura comience su abastecimiento.
Los vecinos buscan soluciones ante la inmovilidad de los gobiernos locales
Son muchos los vecinos que comprenden la importancia de incorporar una energía renovable a su vivienda, con un precio estable durante el tiempo de contrato firmado a larga duración; son ellos los que no se están viendo afectados por el histórico incremento de los precios del gas y que están provocando verdaderos estragos en las economías domésticas e incluso conflictos entre vecinos a cuenta de la calefacción central.
Y es que, tal y como trasladan algunas comunidades de propietarios aún sin conectar a la Red e interesados en hacerlo, ya a finales de la pasada campaña de frío se aplicaron controles horarios estrictos para el uso de la calefacción en el edificio con el objetivo de ahorrar en costes resintiéndose el confort. Esta situación generó incertidumbre y recelo, y, en algunos casos, disputas vecinales sobre los horarios en los que estaba puesta la calefacción y durante cuánto tiempo. Este año la decisión de los vecinos será aún más difícil y polémica. Y lo será también porque la normativa obliga a incorporar a las comunidades de propietarios el registro de consumo individual y pocas son las viviendas que la cumplen incorporando contadores o repartidores de calor.
Nuestras Redes de Calor están registrando un boom de clientes en estas semanas previas al inicio del otoño, que piden a gritos una solución a su calefacción de gas. Si tanta energía renovable se produce en España, por qué seguimos dependiendo del gas, se preguntan los vecinos de las comunidades de propietarios con los que nos reunimos a diario. Cierto es, y no es fácil de explicar viendo que los gobiernos por un lado apuestan por el gas asegurando el suministro de Argelia para resolver la crisis energética y al mismo tiempo en las cumbres internacionales contra el Cambio Climático se demanda mayor ambición ante la crisis climática; o viendo que se reactivan centrales térmicas de carbón en Alemania altamente contaminantes ya cerradas para asegurar el abastecimiento, mientras alaban la producción de energías renovables. Es la “Realpolitik” energética, tomar decisiones contradictorias en función del contexto que se trate sin establecer soluciones estructurales.
Hasta ahora no ha habido ningún intento serio a escala pública de gestionar y disminuir la dependencia energética fósil de los hogares. Ahora corre prisa tomar decisiones, y la Red de Calor es la única alternativa para la calefacción del hogar hoy por hoy, mucho más barata y limpia, que ofrece un compromiso de abastecimiento y de mantenimiento del precio fijo a largo plazo.
Lo que está en juego es la seguridad energética a un precio asequible. La situación de las renovables en España vuelve a coger impulso y lo hace gracias a los ciudadanos, conscientes de los precios exacerbados que empiezan a ser impagables para muchas familias para obtener un bien tan básico como es la calefacción o el agua caliente. Ciudadanos que se conectan a las redes de calor como la opción más segura, económica, ambiental, equitativa, socialmente responsable y justa a la hora de preservar nuestro planeta.